Hoy en día, todavía hay muchas personas que piensan que pedir ayuda a un/a coach es una cosa que se tiene que esconder, que no está bien vista y que da vergüenza verbalizarlo. El estigma social sigue muy presente en mi profesión a causa de los mitos que lo rodean.
Mito 1. No necesito a nadie que me ayude. Puedo resolverlo solo o sola.
Seguro que más de una vez habrás sentido a decir esta afirmación o, incluso, puedes haberla pronunciado tú con tus palabras.
Del mismo modo que acudes a un profesional en dietética y nutrición cuando quieres hacer dieta, o pides el servicio de entrenador personal al gimnasio, o vas de manera preventiva una vez al mes al fisioterapeuta para paliar tu dolor, ¿por qué no acudes a un coach cuando lo necesitas?
Acudir a un profesional del coaching no significa tirar la toalla y reconocer que no puedes tu solo o sola. Se trata de un recurso externo que tienes, como el experto en nutrición, el entrenador personal o el fisioterapeuta. En este caso, el coach te ayudará a poner en marcha cambios que se te hacen una montaña, a conseguir aquel objetivo que se te resiste, a tomar aquella decisión que te permita avanzar, cambiar tu rumbo…
Mito 2. Mis amigos ya me escuchan y me dan consejos.
Cuando te encallas, cuando necesitas tomar una decisión que te libere, cuando tienes dudas respecto a algo de tu vida…, a menudo, lo que haces es explicar lo que te pasa a personas de mucha confianza, como pueden ser la familia, las amistades, la pareja… Ellas, con la mejor de las intenciones, porque son personas que te quieren, te darán consejos no solicitados como lo que ellas harían, lo que tendrías que hacer, o lo que no tendrías que haber hecho. Muchas veces, pero, en vez de ayudarte, lo que hacen es hacerte sentir todavía más inseguro, más indeciso, más encallado. A veces también puede pasar que te digan frases como:
–¡Es que siempre estás igual!
–¡Eres uno/a exagerado/da!
–¡Parece mentida que no sepas qué hacer todavía con tu vida!
El coach es una persona que nunca te juzgará ni te dará consejos no solicitados. Con él o ella generas un espacio de confianza y de complicidad absoluta que te ayuda a hacer que tu camino de vida sea más fluido, consiguiendo hacer realidad tus objetivos en menos tiempo, puesto que te ahorras la prueba-error.
Mito 3. Seguro que este mal momento pasará. Solo hace falta que espere unos días más.
Las personas no estamos entrenadas para gestionar nuestras emociones de la mejor manera. A menudo, cuando vivimos dificultades y adversidades, activamos la estrategia de la evitación, creyendo que las situaciones problemáticas evolucionarán positivamente por si solas a medida que pase el tiempo.
Pero el tiempo no es un agente que elimina aquellos hechos que no nos gustan, no tiene el poder de borrar las malas experiencias. El tiempo se dedica solo a hacer correr los días, los meses, los años…
Si tú no pones de tu parte, el tiempo no puede sanar las heridas por sí solo. Tienes que ayudarlo.
El coach es una persona con la que vas cogida de la mano. No es un médico que te prescribe lo que te tienes que tomar o lo que tienes que hacer, sino que es alguien que te acompaña con toda una experiencia previa, conocimiento y formación específica para ayudarte a avanzar de una manera más fluida en la vida y conseguir más claridad en todos los sentidos. La objetividad del coach te ayuda cuando estás muy enrocado con tu idea y te cuesta ver más allá.
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