El tiempo es un recurso que tenemos los humanos, como tantos otros, para gestionar nuestras vidas. Es, pero, el recurso más equitativo que tenemos porque aunque seamos ricos o pobres, altos o bajos, de una raza o de otra, todos y cada uno de nosotros tenemos 24 horas disponibles al día, sin posibilidad de alquilar, comprar o vender tiempo.
Las personas empleamos el tiempo en 3 áreas diferentes:
- El YO: donde invertimos el tiempo que dedicamos a nosotros mismos, únicamente, para hacer aquellas actividades que nos nutren y nos hacen sentir bien. Por ejemplo: hacernos un tratamiento de belleza, un masaje, una actividad deportiva, una escapada, un paseo por la ciudad, ver una serie que nos gusta, leer un buen libro, escuchar música…
- La TAREA: donde invertimos el tiempo dedicado al trabajo, al aprendizaje de algún conocimiento nuevo como los cursos de idiomas o cursos relacionados con nuestro trabajo y también incluimos aquí el tiempo que nos ocupa el mantenimiento de casa nuestra: la limpieza, ir a comprar al supermercado, hacer la colada, plegar y asear la ropa…
- Las RELACIONES: donde invertimos el tiempo que dedicamos al cultivo de las relaciones personales con la pareja, la familia y las amistades y conocidos.
Pero, ¿cuáles son las 4 claves para mejorar la gestión de nuestro tiempo y poder conciliar nuestra vida familiar y laboral sin tener la sensación que nos falta tiempos para todo?
1. Cambiar la instrucción TENGO QUE por QUIERO cuando me digo las cosas a mí mismo/a.
Cuando decimos «tengo que» estamos dando a nuestra mente una instrucción de imposición, de obligatoriedad, por lo tanto, la actitud que se produce es pesada porque la mente interpreta que aquello que nos decimos tendrá un coste. En cambio, si le damos la instrucción «quiero» nuestra mente, automáticamente, se predispone a la acción porque detrás siempre hay una intención positiva. Por ejemplo: «tengo que ir al gimnasio» cambiarlo por «quiero ir al gimnasio».
2. Hacer una lista de las cosas que QUIERES hacer del YO, la TAREA y las RELACIONES.
Normalmente tenemos en mente muchas cosas que queremos hacer y esto nos supone un gran esfuerzo mental para sostenerlas. Si nos dedicamos un rato a reflexionar tranquilamente sobre aquellas cosas que queremos hacer y hacemos una lista, nos será muy útil para ahorrarnos la energía que gastamos al sostenerlo todo mentalmente.
3. Clasificar las cosas que QUIERES hacer por criterios de URGENCIA y de IMPORTANCIA.
De la lista que hemos hecho, clasificaremos cada una de las cosas que queremos hacer de la siguiente manera:
- COSAS SÍ URGENTES Y SÍ IMPORTANTES: son cosas que queman, porque probablemente un plazo que se acerca nos «obliga» a hacerlas lo antes posible. La instrucción en este caso será anotarlas a la agenda para hacerlas ¡ya! Algún ejemplo: vencimiento de contratos de telefonía o seguros, concertar alguna cita médica por algún tema de salud que nos preocupa…
- COSAS NO IMPORTANTES Y SÍ URGENTES: aquí se sitúan aquellas cosas que más estrés nos causan porque no nos interesan mucho, pero hay que hacerlas. La instrucción en este caso será PEDIR AYUDA o DELEGAR. Algún ejemplo: ciertas tareas domésticas, trámites burocráticos que no nos gusta hacer…
- COSAS NO IMPORTANTES Y NO URGENTES: aquí reflexionaremos sobre aquellas cosas que vayamos sosteniendo año tras año que queremos hacer, pero con el paso del tiempo no resultan ni importantes ni urgentes para nosotros. La instrucción en este caso será, o bien desestimarlas definitivamente o bien aplazarlas. De este modo ya no tendremos que gastar energía para sostenerlas mentalmente y la podremos utilizar por algo más productivo. Algún ejemplo: alguna pequeña reforma del hogar, alguna compra pendiente…
- COSAS SÍ IMPORTANTES Y NO URGENTES: aquí tendremos en cuenta aquellas cosas que son importantes para nosotros por las cuales no hay un plazo que nos presione, por lo tanto, aquí colocaremos las cosas que tenemos la oportunidad de hacer con todos los recursos disponibles, con excelencia. La instrucción en este caso será la de PLANIFICAR. Algún ejemplo: integrar la actividad física con frecuencia regular, desarrollar algún conocimiento nuevo…
4. Anotar las cosas que quiero hacer en una agenda semana vista.
Empezaremos para pasar a la agenda todas aquellas cosas que queremos hacer que sean anuales, semestrales o mensuales (citas médicas, revisión seguros diversos, peluquería, vacaciones, cumpleaños, proyectos…).
Una vez rellenada esta primera parte, completaremos la agenda con las actividades previstas con frecuencia semanal (actividad física, cursos, extraescolares de los hijos…) y haremos una revisión el fin de semana anterior a la semana que empezará para poder añadir lo que haga falta para tener la semana perfectamente planificada.
Y, para terminar, rodearemos las cosas que hemos previsto hacer con tres colores diferentes que elegiremos: un color para el YO, un color para la TAREA y un color para las RELACIONES. De este modo, con un simple vistazo podremos valorar si nuestro triángulo del tiempo está bien distribuido, tomando conciencia y teniendo la capacidad de gestionarlo para crear la vida que queremos.
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